Ser buena persona y complacer: por qué no significan lo mismo
- paolaborlini28
- 21 may
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 7 jun
Quizá creciste creyendo que ser buena/o era sinónimo de complacer.
Que ser querida/o pasaba por no molestar, no contradecir, no decir que no.
Que la bondad se medía por tu capacidad de adaptarte, de ceder, de estar siempre disponible, aunque eso te dejara vacía/o por dentro.
Y es hora de cuestionar esa creencia.
¿Cuál es la diferencia entre ser buena y complacer?
Ser complaciente es moldearte para ajustarte a los deseos del otro.
Es decir que sí, aunque quieras decir que no.
Es silenciar tu malestar para evitar un conflicto.
Es ponerte en segundo plano por miedo al rechazo, al enojo o al juicio.
Ser buena/o, en cambio, es otra cosa.
La bondad real no es sumisión ni sacrificio.
Es tener un corazón abierto, sí, pero también límites claros.
Es cuidar al otro, sin dejar de cuidarte a ti misma/o.
Es ser honesta/o, íntegra/o, presente.
Es decir lo que piensas, con respeto, aunque no sea lo que el otro quiera oír.

El problema de confundir bondad con complacencia
Cuando crees que ser buena/o es ser complaciente, empiezas a tolerar lo intolerable.
Callas lo que molesta. Cedes en lo que importa.
Te vuelves aquiescente: alguien que da su consentimiento de manera pasiva, que acepta sin cuestionar, que se adapta aunque eso le duela.
Y lo peor es que muchas veces ni siquiera te das cuenta.
Lo haces en automático, en nombre del amor, de la paz, del “no es para tanto”.
Pero cada vez que eliges complacer para no incomodar, te estás incomodando a ti misma/o.
Te estás dejando sola/o. Te estás traicionando.
¿Por qué cuesta tanto dejar de complacer?
Porque muchas veces, ser complaciente fue tu forma de sobrevivir.
De sentirte aceptada/o.
De evitar el conflicto.
De ganar amor.
Tal vez fuiste esa niña/o que aprendió que portarse bien y no decir lo que sentía era la mejor (o única) forma de pertenecer.
Y hoy, aunque quieras algo distinto, ese patrón sigue actuando.

¿Cómo empezar a diferenciar?
✔ Una buena persona cuida al otro, pero no se descuida a sí misma.
✔ Una persona complaciente calla para evitar problemas. Una persona bondadosa habla con respeto, aunque incomode.
✔ Una persona complaciente busca agradar. Una persona buena busca ser justa.
✔ La complacencia desgasta. La bondad consciente sostiene.
Ser buena/o también implica decir que no
Ser buena/o no es decir “sí” a todo.
A veces, ser buena/o es poner un límite, cerrar una puerta, priorizarte, sostener tu verdad, sacar tu voz, no justificarte más.
Porque si para ser buena tienes que abandonarte, dejar de ser tú o silenciar lo que necesitas, entonces ya no es bondad. Es miedo. Es adiestramiento. Es olvido de ti misma/o.
Lo más honesto que puedes hacer
Ser fiel a ti misma/o.
Eso también es un acto de bondad.
Hacia ti y hacia los demás.
Porque nadie se nutre de una entrega forzada, de una sonrisa obligada o de un “sí” que es un “no” atragantado.
Hacer terapia es un acto de cuidado personal, no una señal de debilidad.
Si a veces te cuesta diferenciar entre ser buena persona y complacer, si sientes que dar siempre te deja vacía/o, quizás sea hora de empezar a darte a ti.
Buscar ayuda profesional puede ayudarte a reencontrarte contigo misma/o, tus límites y tus verdaderas necesidades.
No se trata de dejar de amar a los demás, sino de incluirte también en ese amor. Y eso, aunque al principio incomode, es una forma de integridad profunda. Una forma de volver a ti.



Comentarios