Tipos De Comunicación: Agresiva, Pasiva, Asertiva y Cómo Mejorar tus Relaciones
- paolaborlini28
- 18 may
- 5 Min. de lectura
Actualizado: 7 jun
La forma en que te comunicas dice mucho sobre cómo te relacionas con los demás… y también contigo. A veces hablas de más; otras veces callas lo que no deberías. Dices lo que piensas, pero el tono no ayuda. O no dices nada y esperas que adivinen lo que necesitas.
Y esto tiene una razón: en general, no nos enseñaron a expresar lo que sentimos de forma clara y respetuosa.
Tal vez aprendiste que si decías lo que pensabas, podías generar rechazo, enojo o abandono. O que para ser querida/o tenías que ceder, adaptarte o callarte.
O quizás aprendiste a alzar la voz para ser escuchada/o, a imponerte porque sentías que de otra manera no te veían.
La dificultad para comunicarte con asertividad muchas veces nace del miedo: a herir, a ser rechazada/o, a equivocarte, o a quedar expuesta/o.
Y también de la falta de herramientas emocionales para expresar lo que te pasa sin anularte ni atropellar al otro.
Pero hay otro camino.
Reconocer desde dónde hablas es un paso importante si quieres construir vínculos más sanos, honestos y equilibrados.
No se trata de que siempre lo hagas perfecto, sino de que puedas elegir una forma de expresarte que respete lo que sientes, sin pasar por encima del otro… ni de ti misma/o.
Tipos de comunicación: agresiva, pasiva, asertiva
Observar cuál usas con más frecuencia puede ayudarte a comprenderte y empezar a transformar cómo te vinculas.

Comunicación Agresiva: decir lo que piensas sin cuidar cómo lo dices
Este estilo expresa lo que se siente o piensa sin tener en cuenta los sentimientos ni las necesidades del otro.
Usas un tono hostil, desafiante o irónico. Hablas fuerte, interrumpes o impones tu punto de vista. Quieres que te escuchen, pero muchas veces el modo en que lo haces genera tensión, miedo o rechazo.
👉 Frases típicas:
“¡Siempre haces lo mismo!”
"No tienes idea”
“Cállate, que estás diciendo una estupidez”
“Eres un/a loco/a”
La ventaja aparente es que nadie te pisa.
Pero la desventaja es que los demás terminan alejándose de ti, porque se sienten agredidos o anulados.
La sinceridad sin empatía es impulsividad.
Puedes ser clara/o, directa/o y honesta/o, sin necesidad de atropellar.

Comunicación Pasiva: callarte por miedo al conflicto o al rechazo
Tal vez te cuesta decir lo que piensas.
Esperas que los demás adivinen lo que te pasa, te adaptas a lo que el otro quiere, dejas pasar cosas que te incomodan o incluso te lastiman.
👉 Frases típicas:
“No importa, está bien”
“Mejor no digo nada”
“Como tú digas”
“Me callo para no discutir o para evitar un conflicto”
“Si lo digo se va a enfadar”.
Antepones las necesidades del otro a las tuyas, y terminas haciendo cosas que no querías hacer.
La ventaja es que es poco probable que alguien te rechace de forma directa.
La desventaja es que, con el tiempo, los demás pueden aprovecharse de ti, y eso deteriora tu autoestima. Callarte no es lo mismo que ser paciente. Ser amable no es dejarte de lado.

Comunicación Asertiva: expresar lo que sientes sin herir ni enmudecerte
Este estilo es el punto de equilibrio.
Dices lo que sientes, piensas o necesitas con claridad, firmeza y respeto.
Defiendes tus intereses sin atropellar los del otro. Escuchas sin someterte. Pones límites sin culpa.
👉 Frases típicas:
“Me molestó lo que dijiste. ¿Podemos hablarlo?”
“Prefiero no hacerlo, necesito descansar.”
“Me gustaría que la próxima vez me avises con más tiempo.”
La asertividad no busca agradar, ni controlar.
Ser asertiva/o es expresarte sin violencia y con presencia emocional.
Puedes actuar a favor de tus ideas sin sentirte culpable ni equivocada/o, sin recurrir a una docilidad extrema ni a un ataque verbal.
La asertividad es la capacidad de expresar sentimientos, pensamientos, opiniones, deseos o necesidades en el momento oportuno, de forma adecuada y sin negar ni pisar los derechos de los demás ni los tuyos.
Es una comunicación clara, directa y no ofensiva de tus necesidades y opiniones.
El objetivo no es estar de acuerdo. Es poder expresarte libremente.
De la reacción automática a una comunicación más asertiva

Situación: Te sientes molesta porque una persona con la que compartes un proyecto no ha respetado un acuerdo que habían hecho.
Antes (respuesta reactiva o agresiva):
“Siempre haces lo mismo. No se puede contar contigo. ¿Para qué acordamos cosas si después haces lo que quieres? Estoy harta.”
Aunque expresa el malestar real, este tipo de respuesta:
Ataca la identidad del otro (“siempre haces lo mismo”, “no se puede contar contigo”).
Usa un tono acusador que genera defensividad.
No incluye un pedido ni abre a la reparación.
Después (respuesta asertiva):
“Estoy molesta porque no se cumplió lo que habíamos acordado. Me hace sentir frustrada y desvalorizada. Para poder seguir trabajando bien juntas/os, necesito que lo que pactamos se respete o que, al menos, me avises si hay cambios.”
Esta respuesta:
✔ Sostiene el límite, dejando claro que lo ocurrido no está bien.
✔ Nombra la emoción con honestidad (molestia, frustración) sin convertirla en un ataque.
✔ Incluye un pedido concreto y posible, que abre a mejorar la comunicación.
Este tipo de transformación no es automática, pero se practica.Y cada vez que eliges responder desde este lugar, estás construyendo vínculos más conscientes, donde también tú puedes habitarte con respeto.
Entonces, ¿Cómo saber si tu comunicación es asertiva?
Una de las mejores preguntas que podés hacerte es:
“¿Esto que dije contribuye al respeto que tengo por mí y por el otro?”
Si la respuesta es sí, estás en camino. La asertividad no es perfección, es consciencia. Y como toda práctica, se entrena con el tiempo.
Puedes empezar hoy, con algo pequeño:
Decir lo que te pasa, sin disfrazarlo.
Hacer un pedido claro, sin justificarte.
Nombrar tu emoción sin juicio.
Cada vez que eliges hablar desde lo más profundo de ti, sin atacar ni desaparecer, estás construyendo una nueva forma más consciente de vincularte… y también estás sembrando la posibilidad de un mundo más justo.
Hacer terapia es un acto de cuidado personal, no una señal de debilidad.
Si comunicarte se volvió una lucha o un silencio pesado, tal vez sea momento de dejarte acompañar. Pedir ayuda no es rendirse, es un acto de cuidado. La terapia puede ser ese espacio donde, sin máscaras ni exigencias, empieces a escuchar tu voz… y a usarla con amor y claridad.
No estás sola/o. También se puede caminar de a dos.


Comentarios