top of page

Ansiedad y Rabia: Cómo Entender Tu Desborde Emocional

Actualizado: 7 jun

Quizá pienses que no tienen nada que ver, pero ambas son más parecidas de lo que parecen. Y entender esto es el primer paso para dejar de pelear con ellas y empezar a escucharlas.


No estás rota/o. Solo estás desbordada/o. Y estas dos emociones —aunque molestas, dolorosas, incómodas o incluso temidas— no son tus enemigas. Son el modo en que tu sistema nervioso intenta avisarte de que algo dentro de ti necesita atención.


Ansiedad (miedo) y rabia no son emociones aisladas ni problemáticas en sí mismas. Son dos formas distintas que adopta tu cuerpo cuando el sistema emocional se ve superado.

A veces se manifiestan juntas, otras alternadas, pero la raíz es común. Comprender cómo se vinculan es clave para dejar de temerles y comenzar a responder a tus verdaderas necesidades internas.


Ansiedad y rabia: señales de tu sistema en alerta 


Tanto la ansiedad como la rabia activan el mismo mecanismo interno: el sistema nervioso simpático. Ese que se enciende cuando tu cuerpo siente que algo es una amenaza, ya sea real o simbólica.


En ambos casos, el cuerpo se carga de energía para defenderte, para “resolver” la amenaza. Pero cuando no encuentra una salida efectiva, esa energía te desborda… y aparecen las crisis de pánico, los gritos, los portazos, el llanto sin explicación. 


Te cuesta identificar lo que sientes… hasta que explota


En estos estados emocionales no hay aviso. O al menos, no lo escuchas.


Pasas deestoy bien”, “todo está bien” a “no puedo más”, sin transición, de forma abrupta. Porque no has aprendido —nadie nos enseñó— a identificar las señales previas del malestar.


Y cuando no registras que estás llegando a tu límite, tu cuerpo lo hace por ti.


Mano apoyada en la oreja como gesto de escuchar lo que la emoción dice. Representa el acto simbólico de escuchar las señales internas del cuerpo y las emociones como parte del proceso de autoconocimiento y autorregulación emocional.

Ambas buscan aliviar un malestar interno insoportable


La ansiedad intenta calmarse controlando, anticipando, evitando.


La rabia intenta descargar lo acumulado, estallando, gritando, rompiendo.


Pero el origen es el mismo: una emoción que no se puede sostener más. Un intento desesperado de recuperar la sensación de control y de seguridad, de volver a sentirte a salvo.


Lo que hay debajo: necesidades que no estás escuchando


Ninguna emoción aparece “porque sí”, sin ningún motivo.


  • Detrás de la ansiedad suele haber miedo, inseguridad, sensación de estar sola/o, de que nadie va a ayudarte.

  • Detrás de la rabia suele haber frustración, dolor, impotencia, sentirte atrapado/a, injusticias que se acumularon sin voz.


Ambas son formas de decir: “No puedo con esto. No sé cómo sostenerlo. Nadie me enseñó.”


Y ahí está la clave: no tienes que “eliminar” estas emociones. No se trata de reprimirlas ni de medicarlas automáticamente. Se trata de mirarlas con compasión, como señales de partes internas que claman por ser vistas, escuchadas, comprendidas y cuidadas.



¿Qué puedes hacer con todo esto?


Empieza por observarte con honestidad. Poner atención a lo que sucede dentro de ti —pensamientos, emociones, sensaciones físicas— y a cómo se expresa por fuera —conductas, palabras, reacciones— es el primer paso hacia el autoconocimiento.


Cuanto más desarrolles esta práctica, más fortalecerás tu capacidad de introspección y de comprensión profunda de ti misma/o: qué sientes, qué crees, cuáles son tus límites, tus patrones, tus recursos. Y sobre todo, aprenderás a reconocer los primeros signos de desborde emocional antes de que te arrastren.


Aquí algunas claves para empezar:


  • Empieza a prestar atención a tu cuerpo antes de que explote.

  • Nombra lo que sientes sin juzgarte: miedo, enojo, tristeza, cansancio.

  • Pregúntate: ¿Qué estoy necesitando y no estoy atendiendo?

  • Observa tus pensamientos: ¿Te estás hablando con crítica o con cuidado? ¿Desde la carencia o desde el reconocimiento?

  • Utiliza recursos terapéuticos para liberar tensión. Si lo necesitas, puedes ir a [este artículo sobre cómo liberar la rabia sin dañarte ni dañar a otros].

  • Y si sientes que esto te desborda, recuerda: no tienes que poder con todo sola/o. Buscar apoyo profesional también es una forma de cuidarte.


No eres débil por sentir. Sentir es parte de estar viva/o, no una falla. La ansiedad y la rabia no son errores de tu sistema. Son señales. Son tu cuerpo y tu psique diciendo:


“Basta, hay algo que necesitas ver.”


Escucharlas no es rendirse al malestar. Es el primer acto de respeto hacia ti misma/o. El primer paso para dejar de reaccionar… y empezar a responderte con conciencia.


Hacer terapia es un acto de cuidado personal, no una señal de debilidad.


Si a veces sientes que algo dentro de ti estalla o se desborda, no es que estés rota/o. Es que hay algo que necesita ser escuchado. La terapia puede ayudarte a comprender lo que hay detrás de tu ansiedad y tu rabia, y a transformarlo en un camino de autocuidado.

No estás sola/o. También se puede aprender a habitar tus emociones con más calma y compasión.

Comentarios


bottom of page