Cómo Liberar La Rabia Sin Dañarte Ni Dañarlo Todo A Tu Paso
- paolaborlini28
- 21 may
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 7 jun
Ese instante en que algo estalla dentro de ti
Puede que te suceda sin previo aviso. Estás en una conversación y algo se enciende. Una palabra, una mirada, un tono. Tu cuerpo se tensa, el pecho se cierra, la mandíbula se aprieta. Y ahí está: esa sensación ardiente, el calor en la cara, el impulso de gritar, de huir o de romper algo.
La rabia aparece como un fuego. Y muchas veces, no sabes bien de dónde viene. Pero sabes que está ahí, pidiéndote espacio, atención, escucha.

Señales de que la rabia está pidiendo ser vista
Aprender a reconocer los primeros signos puede ayudarte a no dejarte arrastrar. Algunas señales previas:
Tu cuerpo se tensa sin razón aparente
Cambia tu tono de voz o de respiración
Te cuesta concentrarte
Sientes que algo “te irrita”
Te sientes pequeña/o, desbordada/o, fuera de lugar
La rabia no siempre explota. A veces se esconde en la frustración, en la irritabilidad, en el cansancio crónico o en una tristeza que no se explica.
La rabia no es tu enemiga, es tu mensajera
Quizá nunca nadie te enseñó a mirar la rabia con respeto. Quizá aprendiste a reprimirla o a estallarla. Pero la rabia también es límite, es dignidad, es energía que busca ser canalizada.
La terapia humanista reconoce que cada emoción tiene un sentido. No se trata de controlarla a la fuerza, sino de aprender a estar con ella, sin miedo, sin juicio.
Un mantra para cuando sientas que te vas a desbordar
Cierra los ojos, lleva una mano al pecho y otra al vientre. Respira hondo. Y repite:
“No soy mi rabia. La escucho sin ser arrastrada. Hoy elijo habitarla sin miedo, para transformarla en fuerza y claridad.”
O como propone Maite Issa en su libro Tu éxito es inevitable, este mantra puede ayudarte a soltar lo que no te corresponde:
“Esto no es mío.
Lo Suelto.
Soy suficiente.
Estoy a salvo. ”
Permite que la vibración de las palabras te devuelva al centro.
¿Cómo liberar la rabia sin reprimirla ni dejar que explote?
Una visualización breve para liberar el fuego sin quemarte
Imagina que estás en un bosque. Frente a ti hay una gran piedra caliente. En esa piedra puedes descargar todo eso que quema: las palabras no dichas, los límites cruzados, las injusticias que te duelen o dolieron.
Visualiza que exhalas sobre la piedra, como si tu aliento llevara el fuego hacia allí. Siente que tu cuerpo se aligera y que tu rabia se transforma.

Técnicas simples para calmar el cuerpo y soltar la carga
🌬️ Respiración consciente 4-6: Inhala suavemente contando hasta 4. Exhala lento contando hasta 6. En cada exhalación, siente cómo tu cuerpo se va relajando.
💧 Agua fría para liberar: Lleva tus manos debajo del agua fría unos minutos. Imagina que la rabia se limpia, se escurre con el agua. Agradece a tu cuerpo por darte señales tan claras.
“Estos recursos no eliminan lo que sientes, pero sí abren la puerta a una nueva forma de transitar el enojo. A esto se refiere cuando hablamos de cómo liberar la rabia sin dañarte.”
¿Y después, qué haces con esa energía?
La rabia canalizada puede convertirse en creatividad, decisión y claridad.
Puedes escribir, moverte, poner límites, pedir lo que necesitas, cambiar de dirección.
Se trata de actuar con más conciencia, abrir nuevas perspectivas y transformar el enojo en una respuesta lúcida y constructiva. Para que seas tú quién maneje la rabia y no al revés.
Lo importante es no dejarla estancada. Porque la rabia contenida por mucho tiempo… se transforma en corazas, en enfermedad, en amargura, en depresión.
La rabia puede convertirse en destrucción o en resolución. Está en tus manos decidir qué camino tomar.
Un cierre para tu alma
Si alguna vez te sentiste culpable por enojarte, si aprendiste que la buena persona no se enfada, este es tu momento de recordar:
Tu rabia también es parte de tu verdad. No la niegues. No la disuelvas. Aprende a escucharla.
Y cada vez que elijas sostenerte en vez de apagar lo que sientes, estarás dando un paso más hacia tu libertad.
Hacer terapia es un acto de cuidado personal, no una señal de debilidad.
Si sientes que sola/o ya no alcanza, si el nudo en el pecho no afloja o tus pensamientos no encuentran descanso, recuerda que pedir ayuda profesional no es rendirse. Es cuidarte. Es ofrecerte un espacio seguro donde puedas ser mirada/o con respeto, escuchada/o sin juicio y acompañada/o en tu propio ritmo. Porque no tienes que poder con todo sola/o. Y está bien buscar sostén cuando lo necesitas.



Comentarios