top of page

¿Cómo Dejar A Mi Pareja Si Me Ama?

Actualizado: 7 jun

Tal vez no lo habías dicho en voz alta, pero lo piensas:


“¿Cómo voy a dejarlo si no me hizo nada malo?”

“¿Cómo lo voy a herir si me ama?”


Y sin embargo, hay una parte de ti que ya no está ahí.


Te sientes atrapada/o entre la culpa y la lealtad. Entre lo que deberías sentir y lo que verdaderamente sientes.


Y ahí estás, sosteniendo una relación que ya no vibra.

No porque falte respeto, ni porque haya maltrato. Sino porque, aunque él/ella te ama, tú ya no lo amas.


Cuando dejar a mi pareja duele aunque no haya un motivo evidente


A veces, no hay un motivo claro para irse. No hay gritos, ni engaños, ni rupturas escandalosas. Todo parece estar bien: tu pareja es atenta, amable, te cuida, te admira. “Es una buena persona”, te repites. Y lo es.


Pero por dentro, algo en ti se apagó. Ya no sientes deseo de quedarte, aunque tampoco puedas decir por qué.


Entonces empiezas a quedarte por:


  • compromiso

  • miedo a herir

  • no romper lo que parece “correcto”

  • no querer romperle el corazón.


Y ahí es donde entra una de las trampas más dolorosas: la confusión entre bondad y complacencia.


Porque cuando la bondad se convierte en una razón para quedarte a costa de traicionarte, ya no es amor, es complacencia. Y eso, a largo plazo, duele más que la verdad.


No es bondad si te estás traicionando


Quedarte con alguien solo porque te ama, cuando tú ya no lo haces, no es amor.

No es ser bueno/a. Es ser complaciente.

Y lo que parece un acto de ternura, es una forma de abandono.

No solo hacia ti, sino también hacia él/ella.


Le estás garantizando que va a pasar sus años al lado de alguien que ya no lo elige.


Ilustración simbólica de un corazón roto que representa el dolor emocional de una separación amorosa, incluso cuando hay amor presente.

Ser honesto/a puede doler. Pero es un acto de amor


Tal vez al principio te odie. Tal vez te diga:

“Me rompiste el corazón.”

Y sí, es probable. Porque el duelo va a doler.

Pero ese dolor es real, honesto, necesario. No como el que viene de seguir en una relación que solo se sostiene por miedo a hacer lo que sabes que necesitas hacer.


Si lo/a dejas, le das la oportunidad de:


  • rehacer su vida

  • sanar

  • ser amado/a por alguien que también lo elija


Y quizás un día, te diga:

“Gracias por soltarme. Porque al hacerlo, me diste la oportunidad de volver a ser amado/a."


No confundas lo simple con lo fácil… ni la empatía con el olvido de ti


Terminar una relación en la que ya no hay amor no es una traición.

Es un acto de verdad.

Es simple. Pero no es fácil.


Porque lo fácil es quedarte, seguir fingiendo, ceder.

Lo difícil es elegir lo que sabes que necesitas hacer aunque duela, aunque dé miedo, aunque se sienta incómodo.


Cuando sientas culpa, te falte fuerza o no te atrevas a dar el paso, repite este mantra:


Dejar a mi pareja no me convierte en alguien malo/a, sino en alguien honesto/a conmigo y con el otro.Me convierte en alguien que elige cuidarse sin dejar de cuidar, desde la verdad y el respeto.

No confundas lo simple con lo fácil… ni la empatía con el olvido de ti


Ahora bien, no pongas todo el foco en el dolor del otro, porque si te hundes en su tristeza, te será casi imposible soltarlo.

Pero tampoco te vayas al extremo de desconectarte de lo que el otro siente.

Si solo te escuchas a tí, corres el riesgo de endurecerte, ponerte frío/a o egoísta.


El desafío es encontrar ese punto medio.

Un lugar donde puedas atender tus necesidades sin desoír las del otro.

Hasta dónde puedes sostenerte y a la vez acompañar, sin apagarte ni enfriarte, ese es tu límite.

Y ese límite también es una forma de cuidado mutuo.


No te quedes donde ya no estás. Soltar a quien te ama, cuando tú ya no lo haces, no es crueldad. Es un acto de honestidad. Y muchas veces, también, de amor.

ree

Soltar también es un acto de amor


Y aunque hoy duela, aunque sientas el peso de una decisión que parte el alma en dos, habrá un día —quizás en unos años— en el que volverás a cruzarte con esa persona.

Ya no habrá reproches. Solo una mirada en paz.

Te contará que está bien, que sanó, que volvió a amar… y que ahora lo aman también.


Y en ese instante, sin necesidad de palabras, sentirás algo dentro que te dice:

Fue difícil. Pero no me equivoqué.


No sabemos cómo será el futuro, pero imaginar ese posible destino —uno donde ambos estén donde sí quieren estar— te puede dar hoy el coraje que necesitas.


Porque a veces, soltar es el primer acto de amor que le da sentido a todo lo demás.


Eres valiente y consciente


Si estás en ese momento en que sabes que tienes que soltar, pero te duele solo pensarlo… recuerda esto: no todo lo que termina es un fracaso. A veces, decir adiós con respeto y honestidad es la forma más profunda de amor que puedes ofrecer.


Soltar a alguien que te ama no te hace fría, ni egoísta. Te hace consciente. Te hace humana.

Y si te tiembla el alma al dar este paso, está bien. Eso solo confirma que estás actuando desde la responsabilidad, no desde la indiferencia.


Ninguna ruptura verdadera ocurre sin duelo. Pero a veces, la mayor lealtad que puedes tener con el otro… es dejarlo ir.


Hacer terapia es un acto de cuidado personal, no una señal de debilidad.


Si este proceso se te hace cuesta arriba, si el corazón pesa más de lo que puedes sostener sola/o, está bien pedir apoyo.

No tienes que atravesarlo todo en soledad. Buscar acompañamiento emocional no es señal de debilidad, es darte la oportunidad de ser contenida/o, de ponerle palabras al nudo, de ser mirada/o sin juicio.

A veces, una conversación segura puede ser el principio de tu claridad.

Y tú mereces ese espacio.


Comentarios


bottom of page